Ya sabemos que la policía local de Los Alcázares no se anda con chiquitas, pero en este caso creemos que está más que justificado.
Según nos relatan los hechos, el miércoles por la mañana se recibió una llamada al 112 avisando del altercado. Un vecino, testigo de los hechos, llamó alarmado relatando lo sucedido. La policía se desplazó con todos los efectivos disponibles rauda y veloz a la dirección donde ocurrían los hechos
para controlar la situación.
La escena era dantesca; el repartidor de butano aún llevaba la botella en los hombros pero la cogía como si fuera un mazo, y mientras, el 'gracioso' vecino un poco acongojadillo (todo hay que decirlo), intentaba calmarlo. 'Si solo era una broma hombre, ni siquiera lo estoy grabando con cámara oculta. ¿Es que no lo has visto por internet?'
El repartidor, con muchos años (y kilos) de experiencia a sus espaldas, demostró finalmente tener mucha paciencia y educación y bajó la botella al suelo. Tras una larga inspiración dijo; 'Son diez con ochenta y uno, por favor'.
Al vecino le temblaban las manos cuando sacó la cartera para pagar, pero la policía consideró que la cosa no tenía que quedar tan solo en un susto y actuó de oficio deteniendo al vecino.
En ese momento, cuando salieron todos del edificio, los vecinos comenzaron a aplaudir a la policía y a gritar animando al repartidor. 'Le tenías que haber dado un guantazo, o dos, así sabría lo que es una buena anchoa!"
El sindicato de repartidores ACME va a elevar una queja a la Unión Europea para que se diginifique su profesión y se persiga este tipo de comportamientos. 'Es intolerable que nos traten de esta forma, cualquier mindundi hoy en día insulta a algún compañero y encima creen que hay que reirles la gracia'.
(recuerda.que.esto.es.una.broma)
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