El antiguo aeródromo militar de El Carmolí, entre Los Alcázares y Cartagena, llevaría varios años acogiendo esta polémica actividad.
Nadie se lo esperaba. Un extenso saladar a la orilla del Mar Menor (Región de Murcia) ha sido identificado como el lugar desde el cual despegaban las famosas avionetas antilluvia que destruyen las nubes cuando amenazan con derramar el líquido elemento sobre las áridas tierras del sureste. En dicho saladar, que es una zona protegida por sus valores naturales, se levanta un aeródromo de la Guerra Civil, que sería la base secreta de las operaciones antilluvia del sureste.
Las pesquisas realizadas por la Guardia Civil comenzaron cuando el ex-delegado del Gobierno en la Región con el anterior gobierno, Francisco Bernabé, se interesó por el asunto. El mismo Bernabé -oriundo de La Unión, a 15 kilómetros del aeródromo- persiguió con su Mercedes una de las aeronaves durante una tarde que se la cruzó camino de su casa. Según parece le perdió el rastro en el entorno del extinto volcán marmenorense. Con esta informacíón la Benemérita empezó a patrullar el entorno del antiguo aeródromo, hoy en desuso. "Continuamente pasaban aviones de todo tipo, desde avionetas a C 101 y otros aviones pintados de azul y blanco con letras raras que no se entendían, YANRAIR, o algo así" comenta un vecino que lleva años denunciando la existencia de vuelos nocturnos.
Tras conseguir una autorización judicial, en un primer registro la Guardia Civil halló en los edificios abandonados un extraño instrumento, parecido a una cuchara de madera, del que se desconocía su uso. Pero las denuncias continuaban, y se pidió autorización para registrar los antiguos polvorines construidos dentro de la montaña allá por 1936. Lo que encontraron dejó anonadados a todos: kilos y más kilos de yoduro de plata, además de fulanita y de menganita, cohetes antigranizo y anticalor, depósitos de reabastecimiento en vuelo para avioneta, miles de litros de glifosato, diluido de aceite de palma, edulcorantes de todo tipo, miles de botellas de Coca Cola normal y todo tipo de otros productos químicos peligrosos destinados a deshacer las nubes de lluvia y a realizar experimentos sobre la población.
El pastel estaba al descubierto, pero faltaban las aeronaves, ¿dónde se podrían esconder con semejante tamaño? El secreto aguardaba a unos cientos de metros de allí. En el antiguo hangar abandonado que sirvió para experimentos con un overcraft a principios de los años 90, justo a la entrada a Los Urrutias, los agentes encontraron varias avionetas (Bucker, Tamiz y Aisa), un C101, un 737 pintado con los colores de RyanAir, y otras aeronaves. "Hasta un autogiro de Juan De La Cierva, parecía el Museo de Cuatro Vientos", comenta uno de los agentes presentes. Semejante variedad debe obedecer a que los autores de dichos vuelos camuflaban los vuelos como propios de otras actividades, como entrenamientos de la Patrulla Aguila, vuelos de formación, aviones de pasajeros o maniobras con helicópteros. "Menudos pájaros tienen que ser", comenta el agente de nuevo.
¿Y quiénes son los "pájaros" autores de todo esto? El portavoz de la investigación reconoce que la pregunta aún no tiene respuesta. "Nadie ha visto nunca a nadie por allí. Tenemos dos pistas que debemos trabajar. La primera de ellas es que trabajan de noche, sin hacer ruido y con las luces apagadas, con visión nocturna. Y por tanto no se les ha podido ver. En la guerra estuvo aquí la Escuela de Vuelo Nocturno, y no parece casualidad. La segunda es que hemos encontrado un número inusualmente elevado de servilletas de bar con restos de marinera en el entorno, y eso nos mosquea. ¿Será alguna especie de secta religiosa, formada por devotos de los chiringuitos, que han montado este chiringuito, valga la redundancia, para garantizar el sol a sus acólitos y de paso intentan manipular a la población con experimentos sociológicos? Tenemos que seguir indagando" comenta el portavoz.
En cualquier caso, el misterio de las avionetas ha sido desvelado.
(recuerda.que.esto.es.una.broma)
